Aún no he borrado la foto ¬¬

A veces pienso que Dios es buena onda, es medio cool, cuando quiere, o al menos hay alguien por ahí que piensa: "Bueno, ya, dejemos a Cass de tanto mariconeo, de tanta putada y demosle un poco de ventaja." Resulta que esta semana Mafer me whassapeo contándome que estaba apurada y que necesitaba de una verdadera amiga. Yo pensé que le había pasado algo grave (¿por qué siempre pienso esas cosas?) y le contesté el mensaje, pero lo que quería decirme era que le había llamado un asistente-del-asistente-del-asistente-del productor en turno con el que alguna vez salió para informarle que podía haber trabajo para ella. Y la citaron para casting, el martes a las cinco, en cierta cafeteria de Polanco. Y entonces, -ahora sí- necesitaba una amiga que la compañara porque no podía con los nervios y su inseparable nueva amiga, Alexis, no podía, ni Renata podía y sólo quedaba yo, aunque me aclaró que no podía haber pensando en otra. Obvio me dio igual que yo fuera -ahora- la tercera opción porque era la oportunidad perfecta para volver a las andadas y tratar de mejorar lo que alguna vez quedó roto... y no por mi culpa, aclaro. Le dije que yo la acompaba, y hasta pedí la salida temprano del trabajo un día antes para poder ir con ella. Nos fuimos en mi coche, esperamos al fulano que quince minutos antes nos dijo de qué iba la onda. La querían para extra en la novela de Tv Azteca, la de Edith Gonzales. La onda era lo tomas o lo dejas. Yo no quise reirme, que ganas no me faltaron, pero como ya estábamos ahí, y yo la estaba haciendo de la gran amiga, la orillé a entrar de extra al grito de: "Lo vas a hacer maravillosamente bien. ¡Vamos, tú puedes!" y la empujé hacia la banqueta. Ni lo digas, hasta yo me sentí orgullosa de mí. Lástima que Mafer haya olvidado quién sí era su mejor amiga, pero, bueno, nunca se me ha caracterizado de ser una mujer renconrosa, ese es drama de los ochentas, ¬¬

Sentaron a Mafer con un guey que en su vida había visto, después a otras tres parejas cercando la mesa donde estarían los actores. En eso escuché a un miembro del staff, que pasó cerca de mi, decir: "Ahí viene la señora" y yo trataba de averiguar de quién hablaban mientras volteaba para todos lados, hasta que de una camioneta gris bajó Edith Gonzales, con gafas oscuras, el aire le abanicaba los cabellos rubios recién planchados, traía una gabardina negra que se quitó al entrar al café y se la dió a una de sus asistentes. Edith, subida en su nube, se movía con el porte de una mujer de mundo, tipo estrella hollywoodense inalcanzable, vaya, ese momento era como la ilusión-aspiración de cualquier travesti callejero. ¡Y yo estaba ahí! Observando todo gratis mientras levantaba mis pulgares para que me viera Mafer. Hasta que un guey comenzó a gritarnos: "Haganse para atrás, Haganse para atrás" y empezaron a ensayar la escena. Tres veces. Mismas en las que Mafer -y las otras parejas mentirosas- tenían que fingir que platicaban y la pasaban bien. Y a mi que se me prende el foco, me acordé de mi abue y mi mamá que ven la novela, así que después de tomarles una foto desde lejos llamé por teléfono a mi casa para presumirle a mi abuelita. "Tengo enfrente a Edith Gonzales, la de la novela!...la de en la noche..." "¿Dónde? ¿Cómo?" "Estoy en las grabaciones, abue... se ve más vieja en persona" "¿Vas a salir en la novela?... Cassita va a salir en la novela de la nocheee!!" "Nooo, yo no, abue, Mafer va a salir en la novela" "¿Y vas a salir hoy o mañana? Madga.. Cassita va a salir en la novelaaa" "No, yo no abueee..." "¿Le avisamos a Mariana?"  "¿Mariana? Nooo, abuee, yo no salgoo!!... esperate que no te escucho..." les colgué. No iba a distraer la actuación de medio mundo -sobre todo el gran papel de Mafer- por estar discutiendo con mi mamá y con mi abuela. 

Y ahí no termina la cosa porque cuando la escena (¡que grabada duró menos de cinco minutos!) terminó y la gente comenzó a inquietrarse alrededor, como vil franelera fuí detrás del tumultillo de cuarto personas con la cámara en mano (hay que tener evidencias) persiguiendo los pelos rubios enfundados en la gabardina negra y a la asistente neurótica para, desafiante, decirle en cuestión de quince segundos: "Me gusta la novela, Edith"  al momento que daba click a la cámara y ella, sin mirarme siquiera, como quien intenta observar de donde vienen las voces, dijo al aire: "Gracias, besos". Y eso fue todo. Omitiré eso para mi mamá y mi abue. Que se queden mejor con la impresión que en sus cabezas tengan. Sólo yo (y ustedes, obvio) sabré el comportamiento real de la señora. Además yo no estaba ahí por Edith Gonzales, ¡qué va! ¡por favor! yo iba por Maria Fernanda de León, la futura gran actriz de México. Nunca olviden ese nombre. Cuando el chistecito terminó, a Mafer le dieron las gracias alegando que habría un "segundo llamado". Ni siquiera me aterví a preguntar si se pagaba por eso o eran gajes del oficio. Lo importante -que es necesario destacar en esta bitácora personal- es que me comporté a la altura, fuí la amiga que cualquiera quisiera tener. Demostré mi madurez y que de mi parte no hay rencores, una onda así de querer decir: Hey, dónde está Alexis, ahora, eh? pero callé, como lo hacen las damas. Después nos fuimos a festejar con unas hamburguesas que comimos en el depa, donde ya, más relajadas, nos pudimos burlar a nuestro antojo. "Y luego, el pinche cabrón ese me dijo: 'Vamos a darnos un beso' y yo le dije:'claro, ahorita, guey!. ¿Te imaginas? ¡Qué pendejo!" "¿En serio? No se te notó nada... sí que eres buena actriz" "No te burles, guey" "¡No me estoy burlando! Me gustaba la forma en la que movías la curcharilla del café, ni se notaba que eras extra" "¿En serio?" "Síiii!" "Ni tenía agua, guey, piches tacaños, qué les costaba ponerlos aunque fuera agua" "Fuck! ¿Y viste las arrugas de Edith?" (tenía que vengarme) "Sí, pinche vieja, se ve bien traqueteada" "Nunca te pongas botox, mejor quedate naturalita" "Una actriz tiene que hacer de todo, guey" "Sigue ese consejo y vas a quedar como Silvia Pinal, ¡no mames! Cuando estés vieja ni me hables" "jajaja ¡qué cabrona! Nada más porque lo tuyo es que hable como macho castrado casi tocándome los huevos como en amor indio si yo no soy lesbiana, guey" "Una cosa actuar como macho en celo y otra desfigurarte la cara, guey" "ay, mi amor así déjalo" y ese día, por milagros del destino, Mafer y yo eramos las mismas pendejas que se conocen todo. A ver cuánto nos dura el gusto. ¬¬ Pero estuve a dos de la mariconería y decirle cierra los ojos y recuerda que...

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