Conociendo a la novia. Parte 2

Primero empezaron unas pinches mocosas que nada más estaban haciéndose pendejas con la raqueta. Se les veía con más ganas de estar en su casa jugando con la wii que en el partido, y era obvio que las mamás - de esas rubias cirujeadas, tipo esposa de político- eran las que presionaban a las pubers para seguir ocupando cancha y buena parte de nuestro tiempo. Yo le daba tragos a mi botella de agua a la espera de que desalojaran cancha y esto avanzara rápido porque me estaba aburriendo ochomil. Para esto no perdí detalle en ver como Cristina (según Carolina le gusta que le digan "Cris" ¿por qué será? ¿quizás porque se oye menos girly?) hacía sus estiramientos y nos observaba. Por supuesto que también noté como Carolina a ratos perdía naturalidad, comportándose muy tensa, muy no-me-acerco-mucho-no-vaya-a-enojarse-mi-novia  pero en otros también (supongo que por sol y el calor) le valía madre. Tiempo después perdimos de vista a Cris así que supuse que ya iba a comenzar el dichoso partido, pronto el final, después libertad emocional. No estaba tan equivocada porque Carolina sacó su bolsa de gomitas y comida chatarra para darse su pase. "Trajiste contrabando. Le voy a decir a Cris" "¡Cállate!que ahorita ha de estar super estresada, siempre se estresa mucho antes de un partido" me pareció absurdo, pinche vieja, pensé, o sea ni que estuviera en Wimbledon o algo así. A lo mucho, pero mucho habíamos como 60 personas ahí. Exagerada.  "Y la contrincante es de las buenas ¿o qué?" "jaja No, es su ex novia, Ivana. Pero es muy buena". 

Y como viejas chismosas que somos -lo he notado- me contó como es que ella, Caro, le bajó la novia a la tal Ivana. Resulta que Ivana y "Cris" tenían más o menos como cuatro años de ser novias y amarse mucho, no poder vivir una sin la otra, envejecer juntas y chalalala, la historia de siempre, hasta que una vez, después de una de las broncas propias de toda relación, Cris conoció a Carolina en su negocio. Se pusieron a platicar, salieron juntas el fin, y Cris no volvió a ser la misma nunca más. No le interesó recuperar a Ivana, ni salvar la relación, me decía toda orgullosa. El caso es que un año después de semejante tragedia lograron hacer las pases y salvar lo que más las unía: el amor por el tenis. Y se hicieron amigas y compiten juntas otra vez y chalalala. "¿Y te llevas bien con ella, guey? ¡Que raro!" "Al principio no fue fácil, obvio, pero es que Ivana no es manchada, al contrario, de hecho, yo ajena a todo el asunto hasta me llegué a sentir culpable porque es linda, pero de carácter fuerte, SI" dijo así con mucho énfasis. "Que mal pedo" "Sí, pobre". Ya con esa intro esperé con expectativas el partido. Dos amores, dos exes compitiendo en la cancha, descargando ahí toda la furia contenida -que seguro seguía existiendo, aunque Caro no quisiera hacer hincapié  ¡por favor! ¡somos mujeres!- dos lesbianas retándose a muerte. Y con el pinche solazo que nos martirizaba a todos por igual eso era igual de salvaje que aventarse "El Gladiador" por octava vez en cable.

Pues Ivana, la susodicha, no era mal parecida. Poderosamente atractiva, de esas castañas afrancesadas,  no tan alta como Cris, pero sí totalmente opuesta. Aquella se veía más femme, más chica de clase alta jugando tenis por hobby, espalda recta, cabello intocable, actitud de lobuki, muy fina la mujer. Y por otro lado estaba Cris, altanera, desafiante, caminando como machetero, los cabellos parados, y haciendo, a manera de calentamiento, aspavientos corporales exagerados como si fuera un ring de box. Lucidora ella. Desde las gradas se escuchó un "¡Vamos, Cris!" proveniente de Carolina en su papel de girlfriend. La otra tenista volteó a vernos, las escandalosas de lente oscuro sentadas en las gradas en las que sólo quedaban un par de abuelas, tres señoras, dos chavitos jugando con iPod touch, y nosotras. Todos los demás habían huido (¡con justa razón!) del solazo después de terminado el partido de las pubers. Tampoco crean que era una distancia loca como para justificar el grito de Carolina, nombre! estábamos cerca, casí podíamos ver las varices de Cris si no se hubiera estado moviendo tanto. Al comienzo del partido toqueto aquí, toqueteo de bola allá, nada que declarar, señor juez. Pero cruel error el de la tal Ivana  no estar dando su cien en el partido porque llegó un momento en que perdía la bolas y aquella loca de Cris en vez de alegrarse porque mejoraba su puntuación, se encabronaba: "¡VAMOS, dame más galleta!" ¿Galleta?¡Puaj! yo por dentro D: La otra chava comenzó a despertar y esforzarse más con pena que otra cosa. Pero dos bolas perdidas por parte de Cris no lograban estimularla lo suficiente como para que simplemente disfrutara el juego y dejara de estar chingando y escupiendo sin pudor alguno. Carolina notaba el estrés de su amor porque hasta se levantaba de la grada para gritarle: "¡Tú puedes, Cris!" después de recibir un beso al aire  y comerse tres gomitas a escondidas. Yo, contrario a lo que piensan, no me estresaba, estaba muy divertida viendo los desfiguros neuróticos de esa mujer. Era obvio que la contrincante no estaba en su mejor día, temporada, humor, como le llamen, pero eso parecía cagarle a la otra y se ponía más berrinchuda: "¿QUE TE PASA? CONCÉNTRATE, CARAJO!! NO VENIMOS AQUI A JUGAR!" le gritó aquella golpeando la red con la raqueta. ¿Perdón? ¿No venimos a jugar? ¡Qué pedo con ella! ¡Se cree que está en el rankin mundial o qué! en el Maste Cup (?)  Pero a la otra le comenzó a brotar el caracter y con un ademán en los brazos le bajaba de webos como diciéndole Te voy a dar tu pinche revolcada... con poco éxito. La seguía cagando. Hasta que desaforada por la presión de la loca Cris, se dejó ganar y al terminar el partido aventó la raqueta mientras la otra también salió encabronada de la cancha. (¡¿?!) "Estuvo cabrón, cardiaco" me dijo Carolina aunque yo no pensaba lo mismo. Para mi habían sido dos neuróticas sacando el estres semanal. "¿Sí? es que no sé mucho de tenis" le dije. "No, Cass, por lo que viene. Es raro, Ivana nunca pierde siempre se la pone cabrón a Cris, algo le ha de pasar". "Ah" Me daba igual. Para mi fueron dos locas y una pelota. Al salir, en el estacionamiento, me presentaron a la tal Ivana, muy bonita, muy seria, y me invitaron a comer. Pero yo estaba tan hastiada por el sol y la neurosis que lo menos que quería era sentarme a comer con ellas y escucharlas hablar sobre el partido, lo que seguramente harían. Mejor me fuí a Chedraui, quería prepararme una torta de queso blanco gigante, navegar en internet y andar en calzones en el depa. Pero fuí aducida por el espíritu saludable de Dore Ferriz y me compré unas fresas con yogurt yoplait. Fue culpa de Carolina.

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